Esta mañana nos hemos reunido en la comisaría de Entrevías con el nuevo inspector de policía nacional asignado a nuestro barrio. Le solicitamos la reunión debido al aumento de presencia de toxicómanos que compran y consumen heroína en la zona de Valdecarros, dejando en los portales aledaños las jeringuillas usadas, con sangre, toallitas y otros restos.
Le hemos trasladado la información de que disponemos y nuestra preocupación por el incremento de este problema, que empezó hace meses y que, lejos de resolverse, se está agudizando.
Igualmente le hemos comentado que, en nuestra opinión, el origen de todo esto está en las mafias que han okupado el edificio de Gran Vía del Sureste con Eduardo Chillida, que primero, se han dedicado a alterar el orden y la normal convivencia de la zona -especialmente con los legales adjudicatarios de estos pisos que el IVIMA vendió a Encasa Cibeles- y, ahora, han dado un paso más, trasladando la venta de droga de Cañada Real a este edificio. Y, que por eso mismo entendemos, que la única solución es el desalojo de estas viviendas a la mayor brevedad posible, para que el problema desaparezca de nuestro barrio.
El inspector nos informa que no tienen constancia de que se esté vendiendo heroína en ese edificio y que por las pruebas que tienen, los toxicómanos estarían accediendo desde la zona de Avda de las suertes a la Cañada Real por los caminos que hay al final del barrio en esa zona. Lo corroboraría también, en su opinión, que han aumentado los robos en vehículos aparcados en la calle y en los garajes de esa zona.
Le hemos comentado que nosotros sí tenemos constancia de que se está vendiendo droga en el citado edificio y que nos parece muy extraño que los toxicómanos esperen a llegar al barrio para pincharse. Le hemos insistido en que notifique a policía judicial la situación para que vigilen la zona y se pueda intervenir, pues el nivel de alarma que estos hechos están provocando es tan elevado como fundado pues, al fin y al cabo, en estos momentos el riesgo para cualquier persona de pincharse con las jeringuillas, de ser objeto de una agresión, etc es alto.
Nos ha comentado que han aumentado, dentro de sus escasas posibilidades, la presencia, destinando efectivos en moto para poder patrullar esa zona a la que no pueden acceder en coche. También nos dice que a los toxicómanos, si no se les sorprende consumiendo, poco pueden hacer más allá de tomarles filiación e incomodarles con su presencia para que no estén por la zona.
En cuanto a los problemas de convivencia, hemos hablado también un buen rato, deduciendo de la conversación que el problema también está lejos de solucionarse. Al parecer, Encasa Cibeles no ha conseguido unificar en un solo juzgado los expedientes de desahucio de las casas okupadas, por lo que cada caso llevará sus propios plazos. Es decir, que nos enfrentamos a un goteo de lanzamientos a lo largo del verano sin una solución clara a la vista.
Nos comenta también el inspector que los problemas de ruidos y alteración de la normal convivencia corresponden más a la policía municipal y que, aunque han aumentado recientemente su coordinación con nuevos sistemas de comunicación, les corresponde más a ellos este asunto. Con todo, nos ha informado que tienen un coche patrulla de policía nacional habitualmente por la zona, si bien no siempre puede estar allí por falta de efectivos.
La reunión se ha desarrollado con cordialidad y buen entendimiento, pero tenemos que decir que nuestra sensación es que tendremos que aumentar la presión en otras instancias para que este regreso a los años 80 se solucione definitivamente.